Yo estaba con resaca y solo
quería dormir, su cama siempre fue mejor refugio que la mía, y mientras me
encontraba estirada como gato a lo largo de su frazada, él vino y me abrazó por
la cintura –ay como me gusta que me abrace por la cintura- sentía su latir cada vez más rápido en mi
pecho y amarre mis brazos a su cuello, mientras él rozaba su nariz por mi
cuello, buscando el lugar exacto por dónde empezar a besarme, despacio y sin
prisa, yo solo sonrío y juego con los
cabellos de su nuca, y cubre de besos mi cuello, como quien no quiere dejar ni
un solo espacio sin besar para luego ir en busca de mis pechos, jalando mi top
y yo solo sonrío; cuidadosamente bordea todas las formas de mis pechos con los
labios y después entretiene su lengua con mis pezones; entretanto yo arrugo su
polo hacia su cuello descubriendo su ancha espalda y él se escurre cual
mantequilla fuera de el, y deshace sin problemas mis botones y mi top. Besa la
distancia que separan mis pechos de mi vientre, besa desordenando todos mis
nervios y yo solo sonrío, llega a mi ombligo y se hunde en él, siento gotas de
sudor rodando desde su frente a mi piel me aceleran el corazón. Vuelve a mí y
tras una pequeña pausa sonriendo al verme sonreír, me besa profundamente
mientras encaja perfectamente entre mis piernas y yo las amarro a su cintura, y
la ropa se deshace sin darnos cuenta y el sudor nos empapa de golpe
mientras meneamos el cuerpo y alma en la
cama, nos besamos desesperadamente, como si el mundo fuera acabarse en ese
mismo instante, como si de besarnos dependiera nuestras vidas, nos besamos y
rodamos en la cama y el tiempo era tan denso y todo el mundo desaceleraba un
poco solo para dejarnos sonreír mientras se acerca la exquisita explosión, y cuando
todo llegamos al fin juntos, hunde sus dientes en mi cuello y yo suelto el
grito ahogado que indica que hemos terminado y sonreímos. Mientras yo volvía a
mi estado de gato estirado –boca abajo- sobre su cama, él se sentaba a mi lado
y cantando una canción de Drexler, con una mano en mi cintura, dibujaba con los
dedos las líneas de mi tatuaje creando un cosquilleo en mi alma y yo solo
sonreía.
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