liga de la lujuria

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domingo, 8 de diciembre de 2013

Agua Tibia.

Los primero rayos del sol se colaban por entre las ventanas y las cortinas, el traje yacía listo sobre la cama, mientras en el televisor de la habitación sonaba un infantil programa, la nena jugaba y reía, mientras mas allá, el agua salpicaba sobre los cuerpos de su madre y alguien mas. El tiempo fuera apremiaba pero bajo los hilos de agua que se precipitaban solo había fuego y muchas ganas... ganas de que esto continuara; el tiempo ya no importaba, bajo la ducha, en el baño, todo se detuvo, solo se oía el murmullo del agua y algunas palabras de amor que, mas que decirlas, se recitaban.
No tuvieron tiempo para ponerse de acuerdo en nada, fueron solo las ansias, esas ansias que no dejaban descansar ni aunque tuviese su origen en el cuerpo que dormitaba junto a Él por las noches. Su palidez se dejaba pintar roja, no se si será el fuego que desde dentro se agolpa o el calor del agua, tampoco estoy seguro. Verla contorsionándose en una espacio de un metro cuadrado era excitante; como sus manos me tomaban y me hacían sentir suyo. Esta vez no era ningún juego de poder, estábamos juntos, intentado seguir la sincronía de los latidos y el deseo; ayudando, con sutiles gestos, movimientos, sonidos y sexo, mucho sexo, al otro a llegar donde todos querían estar... LA GLORIA, EL PARAÍSO, la fantástica villa donde solo te relajas y te dedicas a disfrutar, me temblaban los labios, ella los mordía tratando de hacerse temblar también, no hay tiempo, no hay espacio, solo dos formas amorfas danzando bajo el agua, viviendo otra mentira, una que después de todo tiene el mismo final; pero no hay final en el que pensar, esto será eterno, hacemos de esto algo perfecto, trascendental, me gusta jugar y convertir lo inmoral en aquello que origina todo... la verdad.
Entonces nuestro juego continua, entre abrazos y mas caricias, tan llenas de sinceridad; quien creyera, luego me escribiría diciendo que todo era mentira, que lo sentía pero que era una hermosa mentira... y como decirle que si... tiene toda la razón.
Entonces he vuelto a la ducha, y en ella todo era algarabía, las manchas en sus ojos se alinean perfectamente con las mismas manchas de los míos, estamos sonriendo, mojados por todo lado, el vapor ya no solo es de agua, me detengo a verla un segundo mas... es hora de irme, el trabajo espera.

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